jueves, 28 de diciembre de 2017

Los dos que soñaron


Platicando con mi amigo y compañero de trabajo Josemario, salio el tema del libro mas vendido de este escritor maleton llamado Paulo Coelho, "El alquimista". Yo sabia el dato de que este libro era plagio de "Las mil y una noche" pero no sabia exactamente de cual cuento, mi amigo me imprimió el cuento que resulto ser "Los dos que soñaron" y esta buenísimo, aquí se los comparto:

Los dos que soñaron 

Cuentan que hubo en el Cairo un hombre poseedor de grandes riquezas. Pero era tan magnánimo y liberal, que todas las perdió menos la casa de su padre, y se vio forzado a trabajar para ganarse el pan. Trabajó tanto que el sueño lo rindió una noche debajo de su higuera y vio en su sueño un hombre que se sacó de la boca una moneda de oro y le dijo: “Tú fortuna está en Persia, en Isfaján; vete a buscarla”.

A la madrugada siguiente se despertó y emprendió su lago viaje y afrontó los peligros de los desiertos, de las naves de los piratas, de los ríos, de las fieras y de los hombres.

Llegó al fin de Isfaján, pero lo sorprendió la noche y se tendió a dormir en el patio de una mezquita. Había, junto a la mezquita, una casa y una pandilla de ladrones atravesó la mezquita y se metió en la casa, y los dueños se despertaron y pidieron socorro.

Los vecinos también gritaron, hasta que el capitán de los serenos acudió con sus hombres y los bandoleros huyeron por la azotea. El capitán hizo registrar la mezquita y en ella encontraron al hombre de El Cairo y lo azotaron con varas de bambú hasta que estuvo cerca de la muerte. A los dos días recobró el sentido en la cárcel.

El capitán lo mando buscar y le dijo: ¿Quién eres y cuál es tu patria? El otro declaró: “Soy de la famosa ciudad de El Cairo, en Egipto y mi nombre es Mohamed El Magrebi”. El capitán le preguntó: “¿Qué trajo a Persia?” El hombre decidió contar la verdad y le dijo: “Un hombre me ordenó en un sueño que viniera a Isfaján, porque aquí estaba mi fortuna. Ya estoy en Isfaján y veo que esa fortuna deben ser los azotes que me diste”.

Ante semejantes palabras, el capitán se rió hasta descubrir las muelas del juicio, y acabó por decirle: “Hombre destinado y crédulo, tres veces he soñado con una casa en la ciudad de El Cairo, en cuyo fondo hay un jardín un reloj de sol y después del reloj de sol una higuera y luego de la higuera una fuente y bajo la fuente un tesoro. No he dado el menor crédito a esa mentira. Tú, sin embargo, has ido de ciudad en ciudad, bajo la sola fe de tu sueño. Que no te vuelva a ver en Isfaján. Toma estas monedas y vete”.

El hombre las tomó y regresó a Egipto. Debajo de la fuente de su jardín (que era la del sueño del capitán) desenterró el tesoro.

Espero y resulte de su agrado.

Saludos.

Raycherokee10

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